Ya sabíamos lo importante que era «dar sin esperar recibir». Desde bien pequeños hemos escuchado que compartir, ser generosos y no tender al egoísmo nos haría mejores personas. Desde la religión hasta la filosofía, muchas veces en contraposición, han recomendado que la solidaridad hace al humano un poco más «humano».
Sin embargo hemos visto que nos hace, asimismo, mejores SERES SOCIALES, que repercute en nuestro comportamiento y finalmente modula los mecanismo cerebrales de tal manera que compartir, por ejemplo, nuestra economía con aquellos más desfavorecidos nos aporta GRANDES DOSIS DE FELICIDAD.
Así lo demuestra la ciencia: «Donar dinero nos hace más felices». Esta es la conclusión que se ha extraído de un experimento en el que los participantes recibían un sobre con dinero e instrucciones diferentes de cómo emplearlo:
-Los del grupo A debían gastar el dinero en sí mismos
-Los del grupo B solo podían gastar el dinero en otras personas
Al final del día, los del grupo B se sentían más felices que por la mañana mientras que los del grupo A se sentían igual de felices.
Es por eso que COMPARTIR lo que tenemos con los demás nos reporta mucha FELICIDAD. El grado máximo de felicidad en este sentido se alcanza cuando se comparte dinero de forma que se maximice el contacto social, es decir, cuando se logra aumentar el vínculo emocional con la otra persona. Como se propone en IMPULSO SOLIDARIO
Dicen los expertos que «Estamos más hechos para COMPARTIR que para COMPETIR»
De este modo, un gran programa como REDES nos explica porqué «dar para ser felices» es una realidad.
Esperamos que disfrutéis con este programa de redes y que os animéis a seguir contribuyendo con vuestros IMPULSOS SOLIDARIOS
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